El etiquetado nutricional más claro es el británico, que es un semáforo que marca la etiqueta en rojo, amarillo o verde según su conveniencia, simplificando la lectura. Una diputada inglesa lo propuso para la Unión Europea y los lobbies del sector alimentario hicieron una campaña muy dura durante casi un año; ¡hasta llegaron a poner en los escaños de los diputados papeles falsos simulando instrucciones de los partidos el día de la votación! Al final los lobbies ganaron la batalla.
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