Luchar contra el cambio climático es también ser coherentes con lo
que comemos. La ciudadanía se ha organizado y existen ya diversas
iniciativas de organización para consumir alimentos cercanos, teniendo
en cuenta la huella de carbono, y también ser respetuosos con los
derechos fundamentales de las trabajadoras y trabajadores.
¿Por qué una dieta energética? La respuesta es que si queremos
abordar el cambio climático y reducir las emisiones de Gases de Efecto
Invernadero (GEI), resulta imprescindible,
junto con otras estrategias reorganizar el modelo alimentario. En
concreto, acercar la producción y el consumo y transitar hacia una
alimentación de bajas emisiones. Es decir, reducir el transporte de
nuestros alimentos.
Artículo de la revista El Ecologista (de Ecologistas en Acción).
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