Apostar por la ganadería industrial supone expulsar a la población de las zonas rurales y eliminar la posibilidad de generar riqueza en el territorio mediante actividades económicas saludables para las personas y el planeta.
A pesar de todos estos impactos y muchos otros, estas grandes empresas reciben importantes ayudas públicas. La PAC deber servir para apoyar un sistema alimentario más justo y sostenible, capaz de afrontar los retos de la emergencia climática y de salud global a los que nos enfrentamos.
Es ahora el momento de detener la ganadería industrial y de dejar de pagar económica, social y medioambientalmente su actividad.
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